(Columna 7 : publicada 10-01-2014)
Judith Merril (Judith Josephine Grossman)
nació en 1923 y falleció en 1997; este mes hubiera cumplido 91 años. Escritora,
editora y activista política, militante literaria, fue una de las primeras
mujeres en ser ámpliamente influyente en esos roles.
Aunque los primeros cuentos que logró vender
eran sobre deportes, pronto se dedicó a la ciencia ficción. Sus casi
cuatro décadas de infatigable trabajo en el género incluyen la escritura de
novelas, cuentos y la edición de gran cantidad de antologías, por las que
recibió gran reconocimiento. Pero su mayor aporte fue (es) el establecimiento
de altos estándares de calidad en la elaboración de las historias, la idea de
que la CF no tiene por qué mantenerse fuera de la corriente principal de la
mejor literatura.
Merril nació en Boston, U.S.A., pero cuando
era niña se mudó a Nueva York con su madre Ethel, luego del suicidio de su
padre. Ethel Grossman había sido una sufragista, fue una de las fundadoras de
la organización sionista de mujeres Hadassah, y Merril siguió su modelo de
lucha de orientación sionista y marxista desde la adolescencia. En 1939, cuando
se graduó de la secundaria, el pacto Hitler-Stalin la hizo cambiar a una
perspectiva trotskista.
En 1940, a los 17 años, se casó con Dan
Zissman, a quien había conocido menos de 4 meses antes en un picnic trokista
del 4 de Julio en el Central Park. Su hija Merril Zissman nació en diciembre de
1942.
Durante este período, también se convirtió en
una de las pocas mujeres miembros de los Futurians, organización con sede
en Nueva York de escritores, editores, artistas y fans de ciencia ficción.
Organización que incluía a Frederik Pohl, con quien Merril se casaría más
tarde, y a Cyril M. Kornbluth, con quien ambos escribirían recordadas novelas
(entre otras: “Mercaderes del espacio”, Pohl; “Hijo de Marte”, ella).
En esa época, Judith toma el nombre de su hija
como apellido y comienza a usar el seudónimo con el que se la conocerá hasta
hasta hoy.
Su primera novela, “Sombras en el
hogar” (Shadow on the Hearth, 1951), recibe excelentes críticas, que la
comparaban con “La tierra permanece”, de George R. Stewart. Como la novela de
Stewart, es una historia de sobrevivencia postapocalíptica, con un planteo muy
de guerra fría: han caído bombas nucleares sobre algunas grandes ciudades, el
gobierno civil ha sido reemplazado por un comité de crisis, pero la novela no
se enfoca en asuntos de alta política internacional, sino en los esfuerzos de
una mujer que vive en los suburbios y lucha día a día para sobrevivir junto a
sus dos hijas en ese nuevo escenario donde aquello de “pueblo chico, infierno
grande” toma una dimensión tremenda.
Su cuento "Punto Muerto" es uno de
sólo dos relatos tomados de cualquier revista de ciencia ficción o fantasía
para los Best American Short Stories, volúmenes editados en la década
de 1950.
Les recomiendo ampliamente su cuento
"Sólo una madre" (That only a mother), incluida en “Mujeres y
maravillas” (Woman of wonder, 1977) publicado por Bruguera,
extraordinaria antología compilada por Pamela Sargent sobre la CF escrita
por mujeres.
En este relato también está presente el temor
a los peligros postatómicos: cuenta la historia de una mujer que está llevando
a término un embarazo delicado en un mundo casi dominado por la esterilidad,
todo narrado mediante las cartas que le envía a su esposo de viaje en el
extranjero. Un cuento terrible.
En 1950, año en que nació su segundo hijo,
Ann, Merril comenzó a editar sus célebres antologías de cuentos de
ciencia ficción, sobre todo sus populares "Mejor del Año" que publicó
ininterrumpidamente desde 1956 hasta 1967; la última se publicó en 1985.
En sus presentaciones editoriales, charlas y
otros escritos, argumentó activamente que la ciencia ficción ya no debía ser
aislada, sino formar parte de la corriente principal de la literatura.
Obtuvo gran prestigio por su trabajo como
antóloga y editora, ya que tomó la iniciativa en la promoción de normas
literarias más altas y un mayor sentido de la profesionalidad en el campo,
especialmente mediante la creación de una serie de conferencias anuales de
escritores en Milford, Pensilvania, donde ella vivía entonces. Los
manuscritos eran trabajados en estas reuniones, alentando mayor cuidado en la
planificación de las historias, promoviendo un sentido de solidaridad, que
llevó eventualmente a la formación de la Asociación de Escritores de Ciencia
Ficción (hoy la SFWA).
Hubo por supuesto autores descontentos que
comenzaron a quejarse de que la “Mafia de Milford” estaba poniendo en peligro
las virtudes únicas de CF al imponer normas literarias esencialmente ajenas al
campo. Una pavada importante, por supuesto; pero en todos lados se cuecen
habas.
A principio de la década de 1960, cuando se
casó por tercera vez, Merril comenzó un proyecto bajo contrato con Lion
Books en Chicago que no fructificó, pero que inspiró a su editor Harlan
Ellison (¿les suena?) para llevar adelante con su propia versión del proyecto.
Así surgió “Visiones Peligrosas” (Doubleday, 1967).
Como iniciadora de la nueva ola del
movimiento, en 1968 Merril editó la antología “Inglaterra Swings SF”;
seleccionó las historias mientras vivía en Inglaterra, durante un año a fines
de los ´60.
Luego se mudaría a Canadá en protesta por la
censura y persecución política del gobierno de USA a los que se oponían a la
guerra. Se convertiría en ciudadana en 1976.
Allí fue residente fundadora de Rochdale
Colegio, un experimento en la educación dirigida por el estudiante y la vida
cooperativa, una parte muy importante del zeitgeist de la época. En
Rochdale, ella era la "persona responsable en escritura y
publicación" con su extensa colección personal de libros y manuscritos
inéditos.
En 1970, Merril propuso a la Biblioteca
Pública de Toronto reunir toda la ciencia ficción publicada en Inglés y
donó todos sus libros y revistas a la biblioteca, que estableció el
"Spaced Out Library".
Desde 1978 hasta 1981 Merril presentó las
emisiones canadienses de Doctor Who. Como el "Undoctor",
Merril hacía presentaciones cortas (3-7 minutos) con comentarios filosóficos
sobre temas de la serie.
Merril fue una activa organizadora y promotora
de la ciencia ficción en Canadá. Por ejemplo, fundó la red Hydra Norte de
escritores. En 1985 puso en marcha y editó el primer número de “Tesseract”,
la primera antología de ciencia ficción canadiense, que ayudó a definir una
versión particularmente canadiense de escribir ciencia ficción.
A principios de la década de 1980, Merril donó
a los Archivos Nacionales de Canadá su voluminosa colección de la
correspondencia, manuscritos inéditos y materiales de ciencia ficción en
japonés. Esto se convirtió en los Archivos Nacionales "Judith Merril
Fonds."
Desde mediados de la década de 1970 hasta su
muerte, Merril pasó mucho tiempo en el movimiento por la paz de Canadá, también
se mantuvo activa en el mundo de la CF como comentarista y mentora.
Su vida de trabajo fue premiada por
el Festival Internacional de Autores en el Harbourfront Centre,
Toronto. La SFWA la nombró Autor Emérito en 1997 y se convirtió
en miembro del Salón de la fama de la Ciencia Ficción y la Fantasía en
2013.
Pasó mucho tiempo trabajando en sus
memorias. Su nieta Emily Pohl-Weary, hija de Ann, es escritora de
ciencia-ficción y literatura juvenil, y fue co-autora de la biografía póstuma
de Merril, mediante el acceso a sus borradores, notas y cartas.
Cuando Judith vio que se acercaba su muerte,
dejó una considerable suma de dinero para celebrar una fiesta de
celebración/memorial en el Bamboo Club de Toronto, incluso preparó una lista
detallada de quién debía llamar a quien, cuando finalmente muriera.
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