Nicola Griffith publicó su primera novela en 1993, Ammonite, y se ganó el Premio James
Tiptree, Jr. y el Premio Lambda. Entró a la CF por la puerta grande, sin pedir permiso
ni disculparse. Su segunda novela, Río
Lento (1994), ganó el Premio Nebula a mejor novela, y otro Lambda. Pero no
se quedó allí, donde podría haber estado cómoda: exploró la novela negra y la
novela histórica, editó tres antologías temáticas. Aparentemente no ve en el
género una limitación (ni en lo literario ni en la vida) ni tampoco parece
dispuesta a cumplir con el mandato de “lo que se supone que debería ser/hacer”.
Este año, 2013, la Fundación James Duggins le otorgó el
Premio Literario Lambda como Novelista Excepcional en la Mitad de su Carrera.
En el blog de su esposa, Kelly, puede leerse el anuncio:
Griffith es escritora, editora y ensayista. Ha recibido
diversos reconocimientos, entre los que se encuentran el James Tiptree,
Jr. Award de 1993, el Premio Nébula de 1996, el World
Fantasy Award de 1998 y el Alice B. Award de 2009, además
de varios Premios Lambda en diferentes categorías.
Los Premios Literarios Lambda son atribuidos
anualmente por la Fundación James Duggins, de los Estados Unidos, a
obras publicadas sobre temática LGBT (sigla que identifica a la comunidad
de lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero). Su
misión es celebrar la literatura LGBT y proveer recursos a los escritores,
lectores, libreros, editores y bibliotecarios, a toda la comunidad literaria.
Nació en 1960 en Yorkshire, Inglaterra, en el seno de
una familia católica de clase media.
Comenzó sus estudios universitarios pero los dejó a los
pocos meses para ir a vivir a Hull, un puerto de pesca industrial en la costa
noroeste de Inglaterra. Pasó once años realizando trabajos como cantante y
compositora en un grupo de rock. En 1987 fue aceptada en los famosos cursos de
ciencia ficción Clarion Writer's Workshop en los Estados Unidos,
donde conoció a la escritora Kelly Eskridge, con quien se casó en
1993.
También en ese año, Griffith publicó Ammonite, su primera novela, que la convertiría en revelación.
Ammonite cuenta la
historia de Marghe Taishan, una antropóloga contratada por una compañía
multiplanetaria que la envía al planeta GP (Gershom's Planet). En ese mundo se
ha desarrollado una enfermedad que mata a todos los humanos varones pero sólo a
algunas mujeres, por lo que éstas han conformado una sociedad de matriarcados
donde los hombres juegan un rol secundario y específicamente bélico. Griffith utiliza
esta suerte de marco de situación ya presente por ejemplo en El hombre hembra (The Female Man), de
Joanna Russ, para explorar la identidad de género y los roles sociales que
derivan de ella.
Un año más tarde publicó su segunda novela, Río Lento (Slow River), con la que
demostraría que la anterior no había sido un tiro de suerte.
Río Lento es una
novela ciberpunk, la historia de una persona extraña en un ambiente extraño, y
su origen tiene que ver con la sensación de la propia Griffith al viajar
para el taller de Clarion a U.S.A., donde no conocía a nadie; esa sensación de
no estar atada a lo que la gente esperaba de ella le resultó estimulante.
Así empieza la novela, con Lore van de Oest completamente
desnuda, liberada de un largo y vejatorio secuestro, en una ciudad extraña y
con el chip de identificación arrancado. Ya no es quien era y tampoco desea
volver con su familia (que aparentemente no pagó el rescate). Aparece en ese
momento Spanner, una pirata informática y prostituta del submundo de ciudad
europea en la que transcurre la acción, que le da refugio, la cuida y la
introduce en el mundo del robo de datos y la prostitución, además de
convertirse en su amante. La novela discurre en tres marcos temporales
simultáneos: Lore desde que era chica hasta el momento de su secuestro, toda su
relación con Spanner y el momento en que decide cambiar de vida y encontrar una
nueva identidad y un lugar en el mundo. Pero la familia van de Oest controla el
conjunto de bacterias que sirven para procesar las aguas residuales. Un negocio
que Lore conoce bien. Así que cuando va a buscar trabajo, con la identidad de
una chica muerta, se dirige a una de esas plantas de reciclado de aguas
residuales. Allí entra en contacto con un mundo del que siempre había estado
alejada, el mundo de las personas que se ganan el sustento con el sudor de su
frente.
La novela comienza con una decisión importante, dictada más
por las circunstancias que por sus deseos, y acaba con otra decisión importante
ya producto completo de su nuevo ser. Slow River es la historia de una
transformación.
Posteriormente, editaría junto con Stephen Pagel, una serie
de tres antologías: La fragua del
Paisaje: Fantasía (1997), La fragua
del Paisaje: Ciencia Ficción (1998) y La
fragua del Paisaje: Horror
(2001).
También escribió The
blue place (1998), Stay (2002) y Siempre (2007) que son novelas negras,
historias policiales en las que la identidad sexual juega un papel importante.
Y en 2004 apareció su colección de cuentos Con el cuerpo de ella, relatos de
ciencia ficción y fantasía.
Uno de sus trabajos más reciente, Y ahora vamos a tener una fiesta: Notas para la vida temprana de un
escritor (2007) es un libro de memorias, una especie de "Kit Nicola
Griffith de ensámblese usted mismo" y ganó el Premio Literario Lambda en
la categoría Memoria/Biografía de la Mujer.
Su novela histórica Hild
tiene fecha de publicación para noviembre de 2013 y está ambientada en la
Inglaterra del siglo VII, en la época del Sínodo de Whitby, en año 642 DC, en
el que Oswiu de Northumbria debe decidir si adopta el cristianismo católico
romano en lugar del cristianismo celta.
Hild es la sobrina más joven del rey, y tiene una mente
brillante y una autoridad noble natural; lo que la caracteriza es su capacidad
para ver y comprender los hechos del mundo mucho mejor que otros y así predecir
lo que sucederá en el futuro de un modo que parece sobrenatural, con lo que
labra un importante lugar en la corte como vidente del rey. Se convertirá en
una de las figuras fundamentales de la Edad Media: Saint Hilda de Whitby.
Todo parece indicar que Nicola Griffith recién promedia su
carrera, como señala ese premio Lambda que recientemente le otorgaron. Sólo
queda aguardar lo que seguirá brindando: esas crónicas de personajes que se
construyen a sí mismos a partir del deseo de ser, más allá de cualquier
consideración, imposición o preconcepto ajeno.
Eso es auténtica militancia por la búsqueda de la identidad.
Laura Ponce